Mi creatividad nace mucho antes de crear cualquier cosa. Sobre todo, me inspiran las personas que se dedican profesionalmente a su trabajo favorito. En mi caso, se trata de panaderos, chefs y pasteleros: personas cuyas manos transforman ingredientes sencillos en obras maestras culinarias. Quiero presentárselos en mi blog, pero sobre todo, quiero compartir cómo su pasión alimenta la mía como ingeniero que diseña laminadoras de masa.
Diseñar una máquina para amasar es mucho más que simplemente ensamblar metal, motores y rodillos. Es un proceso lleno de creatividad, precisión y un profundo conocimiento del oficio al que sirve. Cada panadero tiene necesidades únicas, y mi objetivo es crear una herramienta que se sienta como una extensión de sus manos: sencilla, fiable y perfectamente adaptada a su arte.
Dedico incontables horas a perfeccionar cada detalle. La laminadora de harina no solo debe funcionar eficientemente, sino también brindar satisfacción a quien la usa. Debe permitirle concentrarse en su creatividad sin frustraciones. Por eso pruebo cada prototipo meticulosamente, escucho los comentarios y mejoro constantemente.
Para mí, la ingeniería no se trata solo de mecánica; se trata de emoción. Cuando un chef usa la laminadora Farina y sonríe porque le facilita y hace más agradable su trabajo, sé que lo he logrado. Esa es mi motivación. Por eso trato cada nuevo diseño como un proceso creativo, igual que un panadero aborda su próxima receta.
Así que, hablemos de creatividad, no solo en la repostería, sino también en las herramientas que la sustentan. Los invito a acompañarme en este viaje, donde la ingeniería se encuentra con la pasión, y donde cada detalle se elabora con esmero para quienes aportan sabor y belleza al mundo.